No tengo tiempo para tener prisa.
No tenía miedo a las dificultades: lo que la asustaba era la obligación de tener que escoger un camino. Escoger un camino significaba abandonar otros.
No tires remos viejos hasta tener dispuestos los nuevos.
No vayas con el corazón en la mano, lo helarán los demás.
Nos apresuramos a pasar por alto los pasos previos a la programación, para tener tiempo de arreglar los errores cometidos por apurarnos a pasar a la programación.
Nubes en lugar de ideas. Se forman sobre las cabezas de los pensadores, el viento se las lleva y se derraman sobre zonas áridas de ideas.
Nuestra conducta es la única prueba de la sinceridad de nuestro corazón.
Nuestra crítica consiste en reprochar a los demás el no tener las cualidades que nosotros creemos tener.
Nuestras acciones hablan sobre nosotros tanto como nosotros sobre ellas.
Nuestro corazón tiene la edad de aquellos que ama.
Nuestro destino ejerce su influencia sobre nosotros incluso cuanto todavía no hemos aprendido su naturaleza; nuestro futuro dicta las leyes de nuestra actualidad.
Nuestro ridículo defecto nacional es no tener mayor enemigo de nuestro éxito y de nuestra gloria que nosotros mismos.
Nunca el hombre es tan ridículo por las cualidades que tiene, como por aquellas que cree tener.
Nunca eres demasiado viejo para tener otra meta u otro sueño.
Nunca es igual saber la verdad por uno mismo que tener que escucharla por otro.
Nunca faltarán ondas en la mar, ni ira y tristeza en el corazón del avariento.
Nunca podrás tenerme sin abrir tu deseo sobre la desnudez que sella lo inefable, ni encontrarás mis labios mientras algo concreto enraíce tu amor.
Octubre vinatero, padre del buen cuero.
Odiar es un despilfarro de corazón, y el corazón es nuestro mayor tesoro.
Odio la realidad, pero es en el único sitio donde se puede comer un buen filete.
Oh santo temeroso ¡anímate!, las nubes que tanto temes, llenas de misericordia están y sobre ti bendiciones derramarán.
Ojos que no ven, corazón que no siente.
Padres no podemos tener más que una vez; se promete demasiado el que entra en la vida con la esperanza de hallar muchos amigos.
Pánico. La escalera se derrumba sobre los amores de los gatos.
Para conocer la dicha hay que tener el valor de tragársela. (A la dicha).