A veces los árboles se rompen sobre el peso de sus propias frutas.
Afronta tu camino con coraje, no tengas miedo de las críticas de los demás. Y, sobre todo, no te dejes paralizar por tus propias críticas.
Al poder le ocurre como al nogal, no deja crecer nada bajo su sombra.
Alguien dijo: "hay dos personas sobre las cuales nunca he reflexionado a fondo: es el testimonio de mi amor por ellas".
Amar no es solamente querer, es sobre todo comprender.
Amor por nuestra voluntad se toma, mas no por voluntad nuestra se deja.
Antes de casarme tenía seis teorías sobre el modo de educar a los niños. Ahora tengo seis hijos y ningún teoría.
Aprendamos a darnos con amor sincero a nuestro prójimo, solo así podremos nuestros pies sobre la Tierra.
Aprender es como remar contra corriente: en cuanto se deja, se retrocede.
Aquél que no perdona a otros, destruye el puente sobre el cual él mismo debe pasar; porque todos los hombres necesitamos ser perdonados.
Aquel que se confía a dios deja de temer a los hombres.
Aquí estoy, desnuda, sobre las sábanas solitarias de esta cama donde te deseo.
Aunque la jaula sea de oro, no deja de ser prisión.
Aunque sólo existiera una verdad única, no se podrían pintar cien cuadros sobre el mismo tema.
Buscar el yo en el poderío del oro es edificar sobre arena.
Cada hombre deja sus huellas.
Caía sobre mí mismo y amaba mis fracasos. Sentía el placer de ser otro que escribe un poema sin principio ni fin alerta por si viene la muerte y revienta mi pobre y útil reino del cuerpo.
Cambia tú. Cambia radicalmente. Deja de hacer las cosas que has estado haciendo siempre. Empieza a hacer cosas que no hayas hecho nunca. Cambia radicalmente, vuélvete una persona nueva y te sorprenderás. (. . . ) nunca estés esperando que el otro cambie.
Camino caluroso sobre esa piedra descansan todos.
Cansa menos andar sobre terreno accidentado que sobre terreno llano.
Casarse por segunda vez es el triunfo de la esperanza sobre la experiencia.
Ciencia es todo aquello sobre lo cual siempre cabe discusión.
Comer bien, dormir bien, ir donde se desea, permanecer donde interese, no quejarse nunca y, sobre todo, huir como de la peste de los principales monumentos de la ciudad.
Con frecuencia, algunos buscan la felicidad como se buscan los lentes cuando se tienen sobre la nariz.
Contra la razón augusta, nada. Sobre el deber de dar empleo a las fuerzas que puso en la mente la naturaleza, nada. Ni rey sobre el derecho político, ni rey sobre la conciencia. Por encima del hombre, sólo el cielo.