El amor es la respuesta, pero mientras usted la espera, el sexo le plantea unas cuantas preguntas.
El amor es tan importante como la comida. Pero no alimenta.
El amor es una bellísima flor, pero hay que tener el coraje de ir a recogerla al borde de un precipicio.
El amor está muy bien a su modo, pero la amistad es una cosa mucho más alta. Realmente no hay en el mundo nada más noble y raro que una amistad verdadera.
El amor físico es un instinto natural, como el hambre y la sed; pero la permanencia del amor no es un instinto.
El amor no está en el otro, está dentro de nosotros mísmos; nosotros lo despertamos. Pero para que despierte necesitamos del otro.
El amor no tiene cura, pero es la única cura para todos los males.
El ánimo gozoso hace florida la vida; el espíritu triste, marchita los sucesos.
El ardimiento juvenil en sus comienzos es fogoso, pero languidece fácilmente y no dura; es el humo de una fogata liviana.
El arte de envejecer es el arte de conservar alguna esperanza.
El arte es inútil, pero el hombre es incapaz de prescindir de lo inútil.
El Arte no es terapia, pero además es terapéutico.
El artista sabe lo que hace, pero para que merezca la pena debe saltar esa barrera y hacer lo que no sabe.
El avión es solamente una maquina, pero qué invento tan maravilloso, qué magnífico instrumento de análisis: nos descubre la verdadera faz de la Tierra.
El benefactor llama a la puerta, pero el que ama la encuentra abierta.
El bosque sería muy triste si sólo cantaran los pájaros que mejor lo hacen.
El brazo del universo moral es largo, pero se dobla hacia la justicia.
El carácter mercantil está dispuesto a dar, pero sólo a cambio de recibir; para él, dar sin recibir significa una estafa.
El celoso ama más, pero el que no lo es ama mejor.
El cine es un vehículo de expresión, pero no estoy muy seguro de que sea un arte.
El comercio mezcla a los hombres, pero no los une.
El conocimiento duerme y ronca en las bibliotecas, pero la sabiduría esta en todas partes, bien despierta, alerta.
El conocimiento es como el fuego, que primero debe ser encendido por algún agente externo, pero que después se propaga por sí solo.
El corazón del loco está en la boca; pero la boca del sabio está en el corazón.
El corazón no habla pero acierta.