Basta un instante para hacer un héroe y una vida entera para hacer un hombre de bien.
Basta un poco de espíritu aventurero para estar siempre satisfechos, pues en esta vida, gracias a dios, nada sucede como deseábamos, como suponíamos, ni como teníamos previsto.
Bendito sea el hombre que no teniendo nada que decir, se abstiene de demostrárnoslo con sus palabras.
Bien está dos veces encerrada la lengua y dos veces abiertos los oídos, porque el oir ha de ser el doble que el hablar.
Bien está San Pedro en Roma
Bien hecho es mejor que bien dicho.
Bueno está lo bueno.
Busca en el hombre pobre las virtudes del rico (exquisitez, sentimientos delicados, sociabilidad, etc.) y en el rico las virtudes del pobre (seriedad, pragmatismo sencillo, bondad laboriosa, etc.).
Cada cual es como Dios le ha hecho, pero llega a ser como él mismo se hace.
Cada fracaso le enseña al hombre algo que necesitaba aprender.
Cada hombre debe tener derecho a elegir su destino.
Cada hombre deja sus huellas.
Cada hombre lleva un fantasma de mujer, no en la imaginación que entonces sería fácil de expulsarle; sino circulando en su sangre, y cada mujer un fantasma más o menos concreto de hombre.
Cada hombre tiene que inventar su camino.
Cada hombre tiene su precio.
Cada hombre, en el fondo de su corazón, tiene derecho a creerse enteramente igual a los demás hombres; de ello no se desprende que el cocinero de un cardenal deba ordenar a su amo que le haga la cena; pero el cocinero puede decir: "Soy hombre como mi amo; he nacido llorando como él; él morirá como yo entre las mismas angustias y las mismas ceremonias. Los dos tenemos las mismas funciones animales. Si los turcos se apoderan de Roma, y entonces yo me convierto en cardenal y mi amo en cocinero, lo tomaré a mi servicio".
Cada niño que viene al mundo nos dice: Dios aún espera del hombre.
Cada pensamiento positivo que tenemos está forjando el camino hacia el futuro que deseamos.
Cada una de nuestras relaciones con el hombre y con la naturaleza debe ser una expresión definida de nuestra vida real, individual, correspondiente al objeto de nuestra voluntad.
Cada uno de nosotros está en la tierra para descubrir su propio camino, y jamás seremos felices si seguimos el de otro.
Cada uno de nosotros está siempre trabajando con el niño de tres años que todos llevamos dentro. Lamentablemente, nos pasamos la mayor parte del tiempo gritándole, y después nos preguntamos por qué será que nuestra vida no funciona.
Cada vez que un hombre ríe, añade un par de días a su vida.
Cada virtud sólo necesita un hombre; pero la amistad necesita dos.
Caer está permitido. ¡levantarse es obligatorio!.
Cante mejor, dichoso, nocturno ruiseñor, yo, grillo humilde, digo: esta es mi voz.