No hay revolución sin revolucionarios - los revolucionarios de todo el mundo somos hermanos.
No inclines nunca la cabeza, tenla siempre erguida. Mira al mundo directamente a la cara.
No perdamos nada de nuestro tiempo; quizá los hubo más bellos, pero este es el nuestro.
No pocas veces ya he dicho adiós; conozco las horas desgarradoras de la despedida.
No sé cual es la clave del éxito, pero la clave del fracaso es intentar agradar a todo el mundo.
No sé yo que haya en el mundo palabras tan eficaces ni oradores tan elocuentes como las lágrimas.
No te nombro; pero estás en mí como la música en la garganta del ruiseñor aunque no esté cantando.