El sol no brilla para unas pocas flores y árboles, sino para el placer de todo el mundo.
El tablero es el mundo; las piezas son los fenómenos del Universo; las reglas del juego contituyen lo que conocemos como leyes de la naturaleza.
El terrible engaño del amor consiste en que empieza haciéndonos jugar, no con una mujer del mundo exterior, sino con una muñeca interior a nuestro cerebro.
El toreo es un arte misterioso, mitad vicio y mitad ballet. Es un mundo abigarrado, caricaturesco, vivísimo y entrañable el que vivimos los que, un día soñamos con ser toreros.
El trabajo endulza siempre la vida, pero los dulces no le gustan a todo el mundo.
El verdadero desarme no podrá suceder hasta que las naciones del mundo no cesen de explotarse unas a otras.
El verdadero misterio del mundo es lo visible, no lo invisible.
El verdadero problema del mundo es cómo impedir que salte por los aires.
El verdadero valor consiste en hacer uno sin testigos lo que sería capaz de hacer ante todo el mundo.
El vino es la cosa más civilizada del mundo.
El zorro cree que todo el mundo come pollo como él.
En ciencia el reconocimiento se concede al hombre que convence al mundo, no a aquel a quien se le ocurre la idea.
En el momento en que una cosa te turba, ya eres esclavo, en vez de ser señor. No hay en el mundo señor más tirano que el disgusto o tormento.
En el mundo animal pasan las cosas más bellas de la vida.
En el mundo común de los hechos, los malos no son castigados y los buenos recompensados. El éxito se lo llevan los fuertes y el fracaso los débiles.
En el mundo hay bondad y maldad. Justicia e injusticia. Árboles y tortugas. Hay muchas cosas.
En el mundo hay gentes que, incapaces de elevarse una pulgada, miran de alzarse sobre las ruinas de los demas.
En el tiempo donde los culos postizos son mayoría, gloria a éste que dice toda la verdad.
En esta época todo el mundo parece tener talento pero realmente quienes me importan a mí y me merecen tal distinción son aquellos que permanecen en la oscuridad.
En este final de siglo, la enfermedad de Occidente es la de la abundancia: Tener todo lo material y haber reducido al mínimo lo espiritual.
En este futuro brillante, no puedes olvidar tu pasado.
En este jardín ¡Un siglo de hojas muertas!.
En este momento, no hay otra salvación. Debemos movilizar todos nuestros recursos para combatir la mentira, el odio, la pobreza y la injusticia. Debemos llevar la virtud a este mundo.
En este primer amanecer de primavera incluso mi sombra está repleta de vigor.
En este triste país, si a un zapatero se le antoja hacer una botella y le sale mal, después ya no le dejan hacer zapatos.