Y a veces no puedo menos que preguntarme si un metro no sería la estatura ideal para el ser humano.
Y ese miedo idiota de verte viejo y sin pareja; te hace escoger con la cabeza lo que es del corazón.
Y no hables más muchacha, corazón de tiza. Cuando todo duerma, te robaré un color.
Y yo, ciego y mortal, hacia tu carne, hacia las soledades de tu pecho pongo mi corazón y escucho.
Yo en todos los libros acostumbro a leer el prefacio, porque a veces suele ser lo mejor de la obra.
¡cuántas veces el hombre encolerizado niega rabiosamente aquello que le dice su conciencia!.
¡La Iglesia de hoy no necesita "cristianos a tiempo parcial", sino cristianos de una pieza!
¡Oh amor poderoso¡ Que a veces hace de una bestia un hombre, y otras, de un hombre una bestia.