(...) Se puede guiar a los hombres haciéndolos pensar por sí mismos, pareciendo dudar con ellos, conduciéndolos, como de la mano, sin que se den cuenta.
-Un pequeño cambio positivo puede cambiar tu día entero o tu vida entera.
. . . Por ley de historia, un perdón puede ser un error, pero una venganza es siempre una infelicidad. La conciliación es la ventura de los pueblos.
A buen capellán, mejor sacristán.
A cualquier dolor, paciencia es lo mejor.
A la brisa, a la abeja, a la hermosa el rosal puede dedicar la rosa.
A las ovejas se las puede esquilar pero no despellejar.
A lo mejor escribir no sea más que una de las formas de organizar la locura.
A lo que no puede ser, paciencia.
A los hombres se les puede dividir en dos categorías: los que hablan para decir algo, y los que dicen algo por hablar.
A los silenciosos no se les puede quitar la palabra.
A mí dadme lo superfluo, que lo necesario todo el mundo puede tenerlo.
A mi juicio, el mejor gobierno es el que deja a la gente más tiempo en paz.
A ningún hombre debe obligársele a hacer el trabajo que puede hacer una máquina.
A propósito del sueño, aventura siniestra de todas las noches, puede decirse que los hombres se duermen diariamente con una audacia que parecería incomprensible si no supiéramos que es el resultado de la ignorancia del peligro.
A quien enferma para morir, ningún remedio puede servir.
A través de la paz interior se puede conseguir la paz mundial. Aquí la responsabilidad individual es bastante clara ya que la atmósfera de paz debe ser creada dentro de uno mismo, entonces se podrá crear en la familia y luego en la comunidad.
A una colectividad se le engaña siempre mejor que a un hombre.
A veces tu alegría causa tu sonrisa, pero tambien hay veces en las que tu sonrisa puede causarte alegría.
A veces una broma, una anécdota, un momento insignificante, nos pintan mejor a un hombre ilustre, que las mayores proezas o las batallas más sangrientas.
A veces, mejor que combatir o querer salir de una desgracia, es probar de ser feliz dentro de ella, aceptándola.
Abandonar puede tener justificación; abandonarse, no la tiene jamás.
Absurdo sería pedir al cálculo lo que puede dar la abnegación.
Aceptar nuestra vulnerabilidad en lugar de tratar de ocultarla es la mejor manera de adaptarse a la realidad.
Acepto todo lo que hubo. Nunca busqué mejor suerte. ¡Acaso hay algo mejor que haber amado!.