No es dichoso aquél a quien la fortuna no puede dar más, sino aquel a quien no puede quitar nada.
No hace falta defender siempre la misma opinión porque nadie puede impedir volverse más sabio.
No hay mayor placer que el de encontrar un viejo amigo, salvo el de hacer uno nuevo.
No me siento viejo porque tenga tantos años tras de mí, sino por los pocos que tengo por delante.
No puede conseguirse ningún progreso verdadero con el ideal de facilitar las cosas.