Hay gente dispuesta a defender la libertad hasta que no quede de ella el menor vestigio.
Hay gente que cree que el único equipo que se necesita para discutir de religión, es una boca.
Hay poca gente lo bastante cuerda que prefiera la censura provechosa a la alabanza traidora.
Hay que guardarse bien de un agua silenciosa, de un perro silencioso y de un enemigo silencioso.