Todos los problemas tienen la misma raíz: el miedo, que desaparece gracias al amor; pero el amor nos da miedo.
Todos los pueblos del mundo que han lidiado por la libertad han exterminado al fin a sus tiranos.
Todos los pueblos hostiles a la familia han terminado, tarde o temprano, por un empobrecimiento del alma.
Todos los que parecen estúpidos, lo son y, además también lo son la mitad de los que no lo parecen.
Todos los ríos van al mar, pero el mar no se desborda.
Todos los sectores sociales deben estar unidos verticalmente por el destino común de la Nación (...) Se hace imposible pensar la política social sin una política nacional.
Todos los seres, todos los acontecimientos de tu vida, están ahí porque tú los has convocado. De ti depende lo que resuelvas hacer con ellos.
Todos los silencios de la tierra son pétalos de tu flor.
Todos los vicios, con tal de que estén de moda, pasan por virtudes.
Todos matan lo que aman: el cobarde, con un beso; el valiente, con una espada.
Todos miden su éxito por el fracaso de los demás.
Todos mienten, pero no importa porque nadie escucha.
Todos nacemos con igual condición, sólo por la virtud nos diferenciamos.
Todos nacemos locos. Algunos continúan así siempre.
Todos nacemos originales y morimos copias.
Todos nosotros somos cobayas en el laboratorio de dios. La humanidad es simplemente un trabajo en progreso.
Todos nuestros enemigos son mortales.
Todos o casi todos distinguen el alma por tres de sus atributos: el movimiento, la sensación y la incorporeidad.
Todos para uno y uno para todos.
Todos piensan en cambiar el mundo, pero nadie piensa en cambiarse a sí mismo.
Todos podrían herir a la verdad. Pero nadie podría matarla.
Todos poseemos suficiente fortaleza para soportar la desdicha ajena.
Todos pueden matarme, pero no todos pueden herirme.
Todos quieren la paz, y para asegurarla, fabrican más armas que nunca.
Todos quieren ser amos y ninguno el dueño de sí mismo.