Perdona a todos tus enemigos, pero no olvides sus nombres.
Perdona a todos y perdónate a ti mismo, no hay liberación más grande que el perdón; no hay nada como vivir sin enemigos. Nada peor para la cabeza, y por lo tanto para el cuerpo, que el miedo, la culpa, el resentimiento y la crítica (agotadora y vana tarea), que te hace juez y cómplice de lo que te disgusta.
Piensa el ladrón que todos son de su condición.
Pienso que todos estamos ciegos. Somos ciegos que pueden ver, pero que no miran.
Pocos ven lo que somos, pero todos ven lo que aparentamos.
Poetas, nunca cantemos / la vida de un mismo pueblo, / ni la flor de un solo huerto. /Que sean todos los pueblos / y todos los huertos nuestros.
Por primera vez me parece buena una cadena para atar, dentro de un cerco mismo, a todos los pueblos de mi América.
Porque hay uno, entre todos uno, glorioso pasto de la llaga. Rey sin ventura. El inocente: el que ha traído la palabra.
Presta el oído a todos, y a pocos la voz. Oye las censuras de los demás; pero reserva tu propia opinión.
Procura hacerte digno de todos los favores, pero no aceptes ninguno.
Produce una inmensa tristeza pensar que la naturaleza habla mientras que el género humano no escucha.
Provisional como todos los plazos del corazón.
Puede que una actitud positiva no resuelva todos tus problemas, pero molestará las suficientes personas para hacer que el esfuerzo merezca la pena.
Pueden en mí, más que todos los infinitos, mis tres o cuatro costumbres inocentes.
Quién dijo que la melancolía es elegante? Quitaros esa máscara de tristeza, siempre hay motivo para cantar, para alabar al santísimo misterio, no seamos cobardes, corramos a decírselo a quien sea, siempre hay alguien que amamos y nos ama.
Quien tiene una pasión dominante, odia en función de ella al género humano, porque todos le parecen, con relación a su pasión, rivales o, al menos, resistencias.
Quiero la fe de todos los amantes en este solo amor, ver contenida: tumulto de horizontes trashumantes y luego, claridad de agua dormida.
Quiero que todos sepan que te quiero: deja tu mano, amor, sobre mi mano. Sobre mi corazón, deja tu sello.
Quiero sacar a luz todos los secretos de vuestro fondo; y cuando estéis expuestos, escarbados, al sol, también vuestra mentira estará separada de vuestra verdad.
Quisiera ser como un camino, por el que todos pasan, y que luego olvidan.
Renunciar a nuestra libertad es renunciar a nuestra calidad de hombres, y con esto a todos los deberes de la humanidad.
Respeto a todos, miedo a ninguno.
Se justo con todos pero no te confíes de todos.
Se oscurece el sol al mediodía y enmudece la música del alba cuando hay tristeza en el corazón.
Se piensa que lo justo es lo igual, y así es; pero no para todos, sino para los iguales. Se piensa por el contrario que lo justo es lo desigual, y así es, pero no para todos, sino para los desiguales.