Afortunado el hombre que se ríe de sí mismo, ya que nunca le faltará motivo de diversión.
Al principio de las catástrofes, y cuando han terminado, se hace siempre algo de retórica.
Al que tiene mujer hermosa, o castillo en frontera, o viña en carretera, nunca le falta guerra.
Algo habrá de malo en la riqueza cuando a todo el mundo le da vergüenza confesar que la tiene.