La política es más peligrosa que la guerra, porque en la guerra sólo se muere una vez.
La realidad es que los éxitos se los llevan los fuertes y el fracaso los débiles, y eso es todo.
La señal de que no amamos a alguien es que no le damos todo lo mejor que hay en nosotros.
La soberbia nunca baja de donde sube, porque siempre cae de donde subió.
La televisión es el espejo donde se refleja la derrota de todo nuestro sistema cultural.
La vejez es mala porque priva al hombre de todos los placeres dejándole los apetitos.
La verdadera amistad es como la fosforescencia, resplandece mejor cuando todo se ha oscurecido.