No sé yo que haya en el mundo palabras tan eficaces ni oradores tan elocuentes como las lágrimas.
No te nombro; pero estás en mí como la música en la garganta del ruiseñor aunque no esté cantando.
No, nada llega tarde, porque todas las cosas tienen su tiempo justo, como el trigo y las rosas
Nuestro amor es como la llovizna que cae quedamente (silenciosmente), pero desborda el río.