Llamar a las mujeres el sexo débil es una calumnia; es la injusticia del hombre hacia la mujer.
Los maridos no son nunca amantes tan maravillosos como cuando están traicionando a su mujer.
Los tres deberes fundamentales de la mujer son ser bonita, ir bien vestida y no contradecir.
Me alegro de no haber sido hombre, porque entonces hubiera tenido que casarme con una mujer.
No hay que elegir por esposa sino a la mujer que uno elegiría por amigo si fuera hombre.