Hay mujeres que quieren tanto a sus maridos que, para no usarlos, toman el de sus amigas.
Hay palabras que por las ideas que revelan llaman nuestra atención y atraen nuestras simpatías hacia los seres que las pronuncian.
Hay palabras que sólo deberían servir una vez.
Hay palabras que suben como el humo, y otras que caen como la lluvia.
Hay para cada hombre una mujer, una sola, que reúne todas las virtudes que ese hombre sueña....Pero el destino ha decidido que nunca jamás se crucen los caminos de ningún hombre con la mujer que para él fue concebida.
Hay pueblos a los que se les soborna con el nivel de vida para no se paren a pensar por dónde anda el nivel de su vida.
Hay que decir no a 1. 000 cosas para estar seguro de que no te estás equivocando o que intentas abarcar demasiado.
Hay que escribir muchas tonterías para llegar a algo nuevo.
Hay que estudiar mucho para saber poco.
Hay que haber vivido un poco para comprender que todo lo que se persigue en esta vida sólo se consigue arriesgando a veces lo que más se ama.
Hay que inventarse un sueño para que el infinito no nos haga llorar.
Hay que juzgar los sentimientos por los actos, más que por las palabras.
Hay que manifestar los sueños para que puedan comenzar a realizarse.
Hay que masticar las palabras más que un pedazo de pan.
Hay que perder la mitad del tiempo, para poder emplear la otra mitad.
Hay que saber sacrificar la barba para salvar la cabeza.
Hay que ser buenos no para los demás, sino para estar en paz con nosotros mismos.
Hay que ser un artista para entender a otro. Los críticos de arte no se parecen mucho a los grandes pintores.
Hay que tener mucha personalidad y un entorno en donde uno se pueda sentir arropado para no dejarse llevar por la corriente de la moda.
Hay que unirse, no para estar juntos, sino para hacer algo juntos.
Hay quien cruza el bosque y sólo ve leña para el fuego.
Hay quien ha venido al mundo para enamorarse de una sola mujer y, consecuentemente, no es probable que tropiece con ella.
Hay quien tiene cabeza pero no tiene gorra para ponerse, y hay quien tiene gorra pero no tiene cabeza.
Hay quienes requieren un poema para saberse amados. Nosotros ya nos sabíamos amados y, sin embargo, allí estaba el poema.
Hay tanta gente que escribe para lucirse. . . Yo empecé así y fracasé hasta el día en que olvidé esas pretensiones.