Algunos escritores aumentan el número de lectores; otros sólo aumentan el número de libros.
Confesamos nuestros pequeños defectos para persuadirnos de que no tenemos otros mayores.
Construyamos con nuestro corazón lo que a otros se les hace difícil construir con sus manos.
Cuando mejor es uno, tanto más difícilmente llega a sospechar de la maldad de los otros.
Deja que la labor de mejorar te mantenga tan ocupado, que no te quede tiempo para criticar a otros.
Educar es formar personas aptas para gobernarse a sí mismas, y no para ser gobernadas por otros.