Nunca otra cosa damos con tanta liberalidad como nuestros consejos.
Nunca pelees con quien nada tiene que perder.
Nunca perdáis contacto con el suelo; porque sólo así tendréis una idea aproximada de vuestra estatura.
Nunca pertenecería a un club que admitiera como socio a alguien como yo.
Nunca pienso en el futuro. Llega enseguida.
Nunca pienso en el futuro. Llega suficientemente temprano.
Nunca pienso en mi como un ícono. Eso está en las mentes de la gente no está en mi mente. Apenas hago mi trabajo.
Nunca podrás tenerme sin abrir tu deseo sobre la desnudez que sella lo inefable, ni encontrarás mis labios mientras algo concreto enraíce tu amor.
Nunca pongas en marcha lo que nunca puedas parar.
Nunca preguntéis a un hombre si sufre, porque siempre se está sufriendo en alguna forma y en algún camino.
Nunca puedes planear el futuro a través del pasado.
Nunca quejarse. Nunca explicar.
Nunca recibí distinciones a título personal. Para mí el "nosotros" siempre estuvo por encima del "yo".
Nunca releo mis libros, porque me da miedo.
Nunca salgas de tu casa durante una discusión con tu esposa.
Nunca se alcanza la verdad total, ni nunca se está totalmente alejado de ella.
Nunca se da tanto como cuando se dan esperanzas.
Nunca se debe mirar a una persona que duerme. Es como sí abriéramos una carta que no ha sido dirigida a nosotros.
Nunca se desprende uno de lo que le pertenece, aunque lo tire o lo regale.
Nunca se es más activo que cuando no se hace nada; nunca se está menos solo que cuando nadie le acompaña a uno.
Nunca se logra ningún beneficio sin perjudicar a otro.
Nunca se mezclan el agua y el fuego.
Nunca se miente tanto como antes de las elecciones, durante la guerra y después de la cacería.
Nunca se olvidan las lecciones aprendidas en el dolor.
Nunca se pierden los años que se quita una mujer, van a parar a cualquiera de sus amigas.