No digáis que, agotado su tesoro, de asuntos falta, enmudeció la lira: podrá no haber poetas pero siempre habrá poesía.
No elegí este mundo pero aprendí a querer.
No es bueno ser desgraciado, pero bueno es haberlo sido.
No es muy dificil atacar las opiniones ajenas, pero sí el sustentar las propias: porque la razón humana es tan débil para edificar, como formidable ariete para destruir.
No es pobre el que poco tiene, pero sí lo es el que vive con gran avidez.
No estoy de acuerdo con lo que dices, pero defenderé con mi vida tu derecho a expresarlo.
No existe la madre perfecta, pero hay un millón de maneras de ser una buena madre.
No fue más que un poco de miel pero calentó mi cuerpo y en mi alma brilla aún como un gran sol.
No hay completa belleza. El tigre es hermoso, pero su orín es pestilente.
No hay nada nuevo bajo el sol, pero cuantas cosas viejas hay que no conocemos.
No hay peor sordo que el que no puede oír; pero hay otro peor, aquél que por una oreja le entra y por otra se le va.
No hay que temer a los que tienen otra opinión, sino a aquellos que tienen otra opinión pero son demasiado cobardes para manifestarla.
No hay razón para buscar el sufrimiento, pero si éste llega y trata de meterse en tu vida, no temas; míralo a la cara y con la frente bien levantada.
No he madurado, no he aprendido a crecer, no he dejado de ser una niña pero te amo tanto como una mujer.
No hemos perdido la fe pero la hemos transferido de dios a la profesión médica.
No importa lo elocuente que ladre un perro; nunca podrá decirte que sus padres fueron pobres pero honestos.
No me creas demasiado optimista; conozco a mi país, y a muchos otros que lo rodean. Pero hay signos, hay signos.
No me digais que un gran hombre no llora nunca. Un gran hombre llora, pero sus lágrimas son furtivas.
No me gusta el trabajo, a nadie le gusta; pero me gusta que, en el trabajo, tenga la ocasión de descubrirme a mí mismo.
No me gusta la palabra tolerancia, pero no encuentro otra mejor. El amor empuja a tener, hacia la fe de los demás, el mismo respeto que se tiene por la propia.
No me gusta trabajar, pero me gusta que en el trabajo tienes la oportunidad de encontrarte a ti mismo. Tu propia realidad, para ti mismo, no para otros, que ningún otro hombre puede conocer.
No me importa que la gente mire sus relojes cuando estoy hablando... pero es excesivo que además los sacudan para asegurarse de que andan.
No niego los derechos de la democracia; pero no me hago ilusiones respecto al uso que se hará de esos derechos mientras escasee la sabiduría y abunde el orgullo.
No nos atrevemos a muchas cosas porque son difíciles, pero son difíciles porque no nos atrevemos a hacerlas.
No olvides nunca formular tu deseo. Creo que no se cumplen, pero hay deseos a largo plazo que duran toda la vida, de modo que no podía esperarse su cumplimiento.