No hay nada tan recompensante como hacer a la gente darse cuenta de que son valiosas en este mundo.
...Para mí, era el pan, era la nieve; ya la nieve no es blanca, el pan no sabe a nada.
A ti ya no te queda nada, y a mí me queda por lo menos, éste síndrome incurable de quererte tanto
Aprendemos de la experiencia que los hombres nunca aprenden nada de la experiencia.
Así, el estudio sin voluntad malogra la memoria, que no retiene entonces nada de lo que toma.