Nadie puede sospechar cuántas idioteces políticas se han evitado gracias a la falta de dinero.
Ningún objeto se halla tan ligado a su nombre como para no aceptar otro que le convenga mejor.
Ningún poder humano puede jamás violentar el sagrario impenetrable de la libertad del corazón.
Ningún valor psíquico puede desaparecer sin ser sustituido por otro equivalente en intensidad.