Deja que me llene de pequeñas gotas de lluvia, de tiernos corazones, de formas de niños no nacidos...deja que me llene tal vez mi amor sea la cuna para el nuevo Mesías por nacer.
Completamente mojadas Inclinadas Las peonías bajo la lluvia.
Dos cosas más aprendimos en la lluvia: cualquier sed tiene derecho cuando menos a una naranja grande y toda tristeza a una mañana de circo, para que la vida sea, alguna vez, como una flor o una canción.
En el agua y la lluvia El nenúfar Y sus dos flores erguidas.
Llueve. Y el agua cae sin relieve sobre las piedras, ávidas de lluvia. Aquí en mi corazón, cómo remueve; aquí en mi corazón, cómo diluvia.
Lluvia de anoche, cubierta esta mañana por la hojarasca.
Lo que podemos hacer cuando cae la lluvia, es dejarla caer.
Me encanta sentir la lluvia mojándome la cara.
Van juntos platicando Un paraguas y un viejo abrigo En la lluvia de primavera.
Además, ya no tenía remedio. Estaba chorreando. En este aspecto la lluvia se parece a la pena: haces todo lo posible por que no te toque, por ponerte a resguardo, pero si fracasas, cuando fracasas, llega un momento en que empiezas a ver el problema no ya en términos de gotas, sino de chorro incesante, y a partir de entonces decides que ya da igual empaparse.
Con lluvia este camino, sería otro camino, este bosque otro bosque.
Dios se desnuda en la lluvia como una caricia innumerable.
El cielo explota en sollozos de lluvia contra el cristal. Jamás lograré aceptarlo. Lo que ha pasado, lo que ya no ha pasado. Las estrellas se disuelven a través del parabrisas, la luz de la luna penetra incluso en lo más hondo del asfalto.
Él, rasgando con palabras la noche, le había preguntado a qué sabía la lluvia, y ella, sacando la lengua para saborearla, le había contestado que a lágrimas; entonces él, haciendo lo mismo, había concluido que la lluvia también tenía sabor a mar.
En los días de lluvia el sol es un intruso imperdonable.
La lluvia caída en tiempo tormentoso es muy poluta e impura en naturaleza, porque en ese momento los vientos violentos agitan las nubes de donde viene la lluvia.
La lluvia es el llanto del cielo: en sus ojos de enamorado con la tierra, concluye como la cólera del hombre con su amada: con lagrimas copiosas.
La lluvia lo despertó, una llovizna lenta; tenía los pies enredados en espirales de fibra óptica desechada. El mar de sonido de la vídeo galería caía sobre él, retrocedía, regresaba.
La lluvia obstinada y fría de aquella tarde brumosa, ¡Desbarató muchos nidos y deshojó muchas rosas!
La lluvia que cae. Lluvia de verano sobre la tierra. Lluvia nocturna. La oscuridad y calidez y el torrente de pasión.
La lluvia tiene un vago secreto de ternura, algo de soñolencia resignada y amable. Una música humilde se despierta con ella que hace vibrar el alma dormida del paisaje.
La sed de los recuerdos tendrá lluvia de olvido.
Le gustaba la lluvia en Trípoli, era violenta, repentina como sus sentimientos.
Los poetas se liberan del mundo con la lluvia y al mismo tiempo logran una melancolía llevadera, la de un día nublado donde ni siquiera lo peor es completamente atroz.
Luego volvió a la puerta y allí permaneció mientras duró la lluvia, mirando cómo Dios aflojaba por un rato las tuercas de su tormento.