No sé yo que haya en el mundo palabras tan eficaces ni oradores tan elocuentes como las lágrimas.
A menudo me he tenido que comer mis palabras y he descubierto que eran una dieta equilibrada.
Cómo llevar a las palabras la sensación, el roce de tu mano por vez primera entre la mía.
Con palabras agradables y un poco de amabilidad se puede arrastrar a un elefante de un cabello.