Casi todas las cosas buenas que suceden en el mundo, nacen de una actitud de aprecio por lo demás.
Como los individuos, las naciones nacen y mueren; pero la civilización no puede morir.
Debe haber algo extrañamente sagrado en la sal: está en nuestras lágrimas y en el mar.
Dos especies de lágrimas tienen los ojos de la mujer: de verdadero dolor y de despecho.
Economizad las lágrimas de vuestros hijos a fin de que puedan regar con ellas vuestra tumba.
El dolor que no se desahoga con lágrimas puede hacer que sean otros órganos los que lloren.