El barro se endurece al fuego, el oro se ablanda.
El cazador no se frota con grasa y se pone a dormir junto al fuego.
El conocimiento es como el fuego, que primero debe ser encendido por algún agente externo, pero que después se propaga por sí solo.
El fuego de la leña verde proporciona más humo que calor.
El fuego prueba el oro; la miseria los hombres fuertes.
El granizo en su boca, un pájaro de fuego.
El mejor fuego no es el que se enciende rápidamente.
El mundo arde en el fuego del deseo, codicia, arrogancia y ego excesivo.
El oro se prueba con el fuego; la mujer, con el oro; y el hombre, con la mujer.
El pueblo, el fuego y el agua no pueden ser domados nunca.
El que ama de verdad no es el que enciende el fuego, sino el que lo conserva.
El que juega con fuego siempre sale quemado.
El ser humano es el único animal capaz de hacer fuego. Esto le ha procurado su dominio sobre la Tierra.
En casa del bueno, el ruin tras el fuego.
En tu espada de hierro vivo y como mariposa de tu hechizo palpitante al fuego vuelo.
Enciéndele a un hombre un fuego y él tendrá calor durante un día. Ponlo en el fuego y estará caliente durante toda su vida.
Entre las piedras y el fuego, frente a la tempestad o en medio de la sequía, por sobre las banderas del odio necesario y el hermosísimo empuje de la cólera, la flor de mi poesía busca siempre el aire, el humus, la savia, el sol, de la ternura.
Es el crepúsculo, cayendo sobre mi casa el fuego del cielo.
Estamos solos y sin embargo la soledad no existe. Si juntamos las manos encenderemos el fuego imprescindible para vernos los ojos brillantes del deseo.
Estoy ardiendo, ahora sí que estoy ardiendo, de dolor y de vergüenza porque jugué con tu fuego y se me ha ido de la piel a lo más hondo tu terrible quemadura.
Fuego sin humo puede haber; pero humo sin fuego no puede ser.
Hay quien cruza el bosque y sólo ve leña para el fuego.
Jugar con fuego es peligroso juego.
La avaricia es como el fuego, cuando más leña se pone, más arde.
La cama, el fuego y el amor, nunca te dirán vete a tu labor.