La tierra no nos fue heredada por nuestros padres, nos fue prestada por nuestros hijos.
La tierra no tiene sed de la sangre de los soldados, sino del sudor de los hombres.
La tierra parece una magnífica flor de loto cuando el sol se alza sobre el paisaje nevado.
Me parecía que la tierra no hubiera sido habitable si no hubiese tenido a nadie a quien admirar.