Mi sueño es el de Picasso: Tener mucho dinero para vivir tranquilo como los pobres.
Óyeme ahora: mira en tu soledad una abeja dormida, que elabora en el sueño su miel sin alegría.
Para que el sueño, la riqueza y la salud se disfruten de verdad, es necesario interrumpirlos.
Porque ninguna lágrima rescata nunca el mundo que se pierde ni el sueño que se desvanece.