Todo gran amor no es posible sin pena.
Todo sueño digno de vivir vale la pena compartirlo con otros.
Trabajando por cuenta ajena, poco se gana y mucho se pena.
Una alegría compartida se transforma en doble alegría; una pena compartida, en media pena.
Vale la pena conocer al enemigo... entre otras cosas por la posibilidad de que algún día se convierta en un amigo.
Vivimos en el mundo cuando amamos. Sólo una vida vivida para los demás merece la pena ser vivida.
Yo sufro la ausencia y el espacio duro; la pena es un muro.
¿Cuál es la felicidad que no tiene algo de pena?