Cuando Dios te da un don, también te da un látigo, y el látigo es únicamente para autoflagelarse.
Mejor aplicar el llanto siempre que sea posible, como la medicina antigua aplicaba la sangría.
...Para mí, era el pan, era la nieve; ya la nieve no es blanca, el pan no sabe a nada.
A fin de cuentas las opiniones no son más importantes que las personas como para separarlas.
A la gloria de los más famosos se adscribe siempre algo de la miopía de los admiradores.
A las mujeres les gusta la moda porque toda novedad es siempre un reflejo de la juventud.