Nada que se consiga sin pena y sin trabajo es verdaderamente valioso.
Nadie puede llegar a la cima armado sólo de talento. Dios da el talento; el trabajo transforma el talento en genio.
Nadie que esté entusiasmado con su trabajo puede temer nada de la vida.
Ninguno nace para pasar la vida sin trabajo.
No basta trabajar, es preciso agotarse todos los días en el trabajo.
No es el trabajo lo que envilece, sino la ociocidad.
No hay atajo sin trabajo.
No hay beso que no sea principio de despedida; incluso el de llegada.
No hay mejor herencia, que trabajo y diligencia.
No me gusta el trabajo, a nadie le gusta; pero me gusta que, en el trabajo, tenga la ocasión de descubrirme a mí mismo.
No me gusta trabajar, pero me gusta que en el trabajo tienes la oportunidad de encontrarte a ti mismo. Tu propia realidad, para ti mismo, no para otros, que ningún otro hombre puede conocer.
No me resigno a dar la despedida a tal altivo y firme sentimiento que tanto impulso y luz diera a mi vida.
No pocas veces ya he dicho adiós; conozco las horas desgarradoras de la despedida.
No quiero alcanzar la inmortalidad mediante mi trabajo, sino simplemente no muriendo.
No sabe lo que es descanso quien no sabe lo que es trabajo.
No son las riquezas ni el esplendor, sino la tranquilidad y el trabajo, los que proporcionan la felicidad.
Nos desdeñamos u odiamos porque no nos comprendemos porque no nos tomamos el trabajo de estudiarnos.
Oficio que no sustenta tu vida, dale despedida.
Para el que quiere, siempre hay trabajo.
Para los que no tenemos religión, nuestro Dios es el trabajo.
Para un escultor o un pintor es un error hablar o escribir a menudo sobre su trabajo. Esto libera tenciones y las tensiones son necesarias para su obra.
Para un pueblo hambriento e inactivo, la sola forma en que Dios puede aparecer es en la de trabajo y comida.
Pensándolo bien no hay otra solución para el progreso del hombre que un honesto día de trabajo, las decisiones tomadas diariamente, las expresiones generosas y las buenas acciones del día.
Pensar es el trabajo más difícil que existe. Quizá sea ésta la razón por la que haya tan pocas personas que lo practiquen.
Por mucho que nos critiquen sigamos nuestro trabajo adoptando el siguiente sistema y precioso lema: obrar bien y dejar a la gente que hable.