La amistad es el más perfecto de los sentimientos del hombre, pues es el más libre, el más puro y el más profundo.
La amistad es el puerto de la vida.
La amistad es la confianza que hace que haya amor en este mundo.
La amistad es más difícil y más rara que el amor. Por eso, hay que salvarla como sea.
La amistad es tan hermosa como el amor; es el amor mismo, desprovisto de las encantadoras volubilidades de la mujer.
La amistad es un acuerdo perfecto de los sentimientos de cosas humanas y divinas, unidas a la bondad y a una mutua ternura.
La amistad es un alma que habita en dos cuerpos; un corazón que habita en dos almas.
La amistad es un amor que no se comunica por los sentidos.
La amistad es un comercio desinteresado entre semejantes.
La amistad es un contrato por el cual nos obligamos a hacer pequeños favores a los demás para que los demás nos los hagan grandes.
La amistad es una igualdad armoniosa.
La amistad hace lo que la sangre no hace.
La amistad no pide nada a cambio, salvo mantenimiento.
La amistad no puede ir muy lejos cuando ni unos ni otros están dispuestos a perdonarse los pequeños defectos.
La amistad no tiene un valor de supervivencia, sino más bien es una de las cosas que da valor a la supervivencia.
La amistad perfecta es la de los buenos y de aquellos que se asemejan por la virtud. Ellos se desean mutuamente el bien en el mismo sentido.
La amistad profunda implica el riesgo de dejarse conocer y abrirse.
La amistad puede convertirse en amor. El amor en amistad. . . Nunca
La amistad puede convertirse en amor. El amor en amistad. . . Nunca.
La amistad siempre es provechosa; el amor es el que a veces hiere.
La amistad sólo podía tener lugar a través del desarrollo del respeto mutuo y dentro de un espíritu de sinceridad.
La amistad te impide resbalar al abismo.
La amistad termina donde la desconfianza empieza.
La amistad y la enemistad proceden de la voluntad.
La amistad, como el diluvio universal, es un fenómeno del que todo el mundo habla, pero que nadie ha visto con sus ojos.