En el agua y la lluvia El nenúfar Y sus dos flores erguidas.
Llueve. Y el agua cae sin relieve sobre las piedras, ávidas de lluvia. Aquí en mi corazón, cómo remueve; aquí en mi corazón, cómo diluvia.
A cena de vino, desayuno de agua.
Agua blanda en piedra dura, tanto da que hace cavadura.
Agua pasada, no mueve molino.
Agua pesada sale de una capilla otoñal.
Agua por mayo, pan para todo el año.
Agua por San Juan, quita vino y no da pan
Agua que haya de beber, no la enturbiaré.
Agua que no has de beber, déjala correr.
Al agua arrasa y es como de noche en cada terreno cultivado.
Algo tendrá el agua cuando la bendicen.
Amo tu desnudez porque desnuda me bebes con los poros, como hace el agua cuando entre sus paredes me sumerjo.
Antes de tragarla El agua de la vertiente Hizo crujir mis dientes.
Aquéllos que llegan antes al río encuentran el agua más limpia.
Aquí agua y allá agua. Las aguas de la primavera.
Atrás la tierra, el agua, el fuego, el aire: dejad que diga el pensamiento solo la flor sin cuerpo de mi voz desnuda.
Aun la cascada más pequeña resuena, fresca es su agua.
Bajando los campos sembrados Saturándolos El agua en otoño.
Bajo la brisa del atardecer el agua chapotea en las patas de la garza.
Cada uno quiere llevar el agua a su molino y dejar seco el del vecino.
Capturado mi pozo por la flor de asagao, salgo a pedir agua.
Colorete en mis labios olvido Este agua de manantial.
Como el hierro, por falta de ejercicio, se cubre de herrumbre, y el agua se corrompe o se hiela por la misma causa, así el ingenio, sin ejercicio, se deteriora.
Con las lluvias del verano. El agua estancada y el río se juntan.