Las mujeres son un sexo decorativo. Nunca tienen, nada que decir, pero lo dicen deliciosamente.
Las personas inteligentes tienen un derecho sobre las ignorantes: el derecho a instruirlas.
Leyendo una biografía, recordad que la verdad no se presta nunca a una publicación.
Lo más importante que aprendí a hacer después de los cuarenta años fue a decir no cuando es no.