Ver como nos vemos, vernos y comprender que para comprender hay que volverse ciegos.
Vivimos en el mundo cuando amamos. Sólo una vida vivida para los demás merece la pena ser vivida.
Vivimos en una época que lee demasiado para ser sabia y piensa demasiado para ser hermosa.
Vivir para los demás no es solamente una ley de deber, sino también una ley de felicidad.