El ocioso vale para la plaza pero no para el trabajo.
El odio es una tendencia a aprovechar todas las ocasiones para perjudicar a los demás.
El optimismo es esencial para el progreso verdadero.
El optimista encuentra una respuesta para cada problema. El pesimista ve un problema en cada respuesta.
El orgullo humano sabe inventar los nombres más serios para ocultar su propia ignorancia.
El padre para castigar y la madre para tapar.
El patriotismo no es ditirambo sino crítica constructiva. Se descubren los errores para que no se repitan, se señalan los vivios para corregirlos y las llagas para curarlas. El patriotismo es en esencia amor admirativo y anhelo apasionado de superación.
El pecho está lleno de muchas cosas para decirte. Hay momentos en que me parece que el idioma no es nada.
El peligro es el gran remedio para el aburrimiento.
El peor pecado para con nuestras criaturas amigas, no es el odiarlas, sino ser indiferentes con ellas, esa es la esencia de la inhumanidad.
El perdón, una de las pocas cosas que puedo dar a otros, sin tenerla para mi mismo.
El poder arbitrario constituye una tentación natural para un príncipe, como el vino o las mujeres para un hombre joven, o el soborno para un juez, o la avaricia para el viejo, o la vanidad para la mujer.
El poder político es simplemente el poder organizado de una clase para oprimir a otra.
El poeta escribe para expresarse, es decir, para afirmarse a sus ojos analizando sus propios sentimientos, sin ocuparse con exceso de las reacciones de los auditores eventuales.
El poeta escribe para un futuro que no va a conocer.
El porvenir es un lugar cómodo para colocar los sueños.
El primer mérito de un cuadro es ser una fiesta para la vista.
El problema no son las preguntas que los niños formulan, sino las que nosotros nos tenemos que hacer luego.
El que con niños se acuesta, mojado se levanta.
El que escribe en el alma de un niño escribe para siempre.
El que no puede sobrellevar lo malo no vive para ver lo bueno.
El que no sirve para servir, no sirve para vivir.
El que renuncia a un derecho solamente se quita de en medio para poder gozar del mismo sin impedimento de su parte.
El que respira, dice: tengo todavía todo por respirar. El infeliz, dice: tengo todavía lugar para las desdichas de los otros. El que ha muerto, nos dice: no conozco nada todavía, no puedo estar muerto.
El que rompe algo para saber lo que es ha perdido el camino de la sabiduría.