Alma, mujer, inspiradora: rige mi vida entera para siempre.
Ama la vida que tienes para poder vivir la vida que amas.
Amantes viejos, sobran las palabras para entendernos. Todo lo hemos dicho y hasta nuestro silencio es un dulce silencio repetido.
Amar es el más poderoso hechizo para ser amado.
Amo al que no retiene para si una gota de espíritu.
Amo como ama el amor. No conozco otra razón para amar que amarte.
Amo como ama el amor. No conozco otra razón para amar que amarte. ¿Qué quieres que te diga además de que te amo, si lo que quiero decirte es que te amo?
Amo demasiado a mi país para ser nacionalista.
Amo el desvarío de tus manos y las montañas de sueño que me tocan: alas para borrar mi aquelarre de mundos que no entiendo.
Antes había países pacíficos y países agresivos. Ahora todos quieren la paz. Y para asegurarla, fabrican más armas que nunca.
Antes que toda otra cosa la preparación es la clave para el éxito.
Antídoto para el aburrimiento es la acción entusiasmante del servicio. Un aburrido no es quien puede, sino quien quiere.
Apenas son suficientes mil años para formar un Estado; pero puede bastar una hora para reducirlo a polvo.
Aprender de ayer, vivir para hoy, soñar para mañana.
Aquel que para amigos y adversarios guarda igual corazón; aquel que permanece igual ante la gloria como ante la vergüenza, a ése bien lo amo.
Aquel que tiene un porqué para vivir se puede enfrentar a todos los "cómos".
Aquellos que cederían la libertad esencial para adquirir una pequeña seguridad temporal, no merecen ni libertad ni seguridad.
Aquí un marido que ama a su mujer es un hombre que no tiene el mérito suficiente para hacerse amar por otra.
Aquí yace quien nació y murió, sin saber nunca para qué vivió.
Así como los ojos están formados para la astronomía, los oídos lo están para percibir los movimientos de la armonía.
Atender y entender para aprender.
Aun viéndote sucia y borracha, me arrodillo para nombrarte: ¡Madre!.
Aunque estoy convencido de que nada cambia, para mí es importante actuar como si no lo supiera.
Aunque las mujeres no somos buenas para el consejo, algunas veces acertamos.
Autoevidente: evidente para uno mismo, pero no para los demás.