Si yo no hubiera sido, el alma mía repartida pondría en cada cosa una chispa de amor...
Siempre vives, alma mía, en mis recuerdos de amor, como el perfume en la flor.
Siempre, amor... (¡Y estas dos palabras naúfragas, entre alma y piel clavadas contra el viento!).
Toda la tierra está al alcance del sabio, ya que la patria de un alma elevada es el universo.
Un buen crítico es aquel que narra las aventuras de su propia alma entre las obras maestras.
Y así brota en el alma la rebelión de un sueño que es como un perro arisco que le gruñe a su dueño