No ofrezcas a dios sólo el dolor de tus penitencias, ofrécele también tus alegrías.
No os espante el dolor; o tendrá fin o acabará con vosotros.
No quiero pensar porque no quiero que el dolor del corazón se una al dolor del pensamiento.
No se ha llegado al colmo del dolor cuando se tiene aún fuerza para quejarse.
No son nube ni flor los que enamoran; eres tú, corazón, triste o dichoso, ya del dolor y del placer el árbitro, quien seca el mar y hace habitar el polo.
No tengas miedo a la verdad: puede doler mucho, pero es un dolor sano.
No viviré si no es para buscarte y cruzaré el dolor para adorarte.
Nunca nadie me dijo que el dolor se sentía como se siente el miedo. . . La misma tensión en el estómago, el mismo desasosiego.
Nunca se olvidan las lecciones aprendidas en el dolor.
Oh, falso amor, pocas veces das placer y muchas dolor!.
Puedo estar sola fregar platos leer libros construir frases escuchar y ser feliz sin mala conciencia.
Quien sabe de dolor, todo lo sabe.
Regaría con mis lágrimas las rosas, para sentir el dolor de sus espinas, y el encarnado beso de sus pétalos.
Si Dios existe, le voy a pedir cuentas de lo absurdo de la vida, del dolor, de la muerte, de haber dado a unos la razón y a otros la estupidez... y de tantas otras cosas.
Si lloras de alegría, no seques tus lágrimas: las robas al dolor.
Si no está en tus manos cambiar una situación que te produce dolor, siempre podrás escoger la actitud con la que afrontes ese sufrimiento.
Si puedo evitar que un corazón sufra, no viviré en vano; si puedo aliviar el dolor en una vida, o sanar una herida o ayudar a un petirrojo desmayado a encontrar su nido, no viviré en vano.
Sin dolor no se forma el carácter; sin placer, el espíritu.
Solo sanamos de un dolor cuando lo padecemos plenamente.
Somos tan pequeños como nuestra dicha, pero somos tan grandes como nuestro dolor.
Toda ciencia viene del dolor. El dolor busca siempre la causa de las cosas, mientras que el bienestar se inclina a estar quieto y a no volver la mirada atrás.
Todo hombre se parece a su dolor.
Todos los momentos de placer se hallan contrapesados por un grado igual de dolor o de tristeza.
Un alma grande está por encima de la injuria, de la injusticia y del dolor.
Un mundo de gran dolor y tristeza. A pesar de los cerezos en flor.