Cada lector se encuentra a sà mismo. El trabajo del escritor es simplemente una clase de instrumento óptico que permite al lector discenir sobre algo propio que, sin el libro, quizá nunca hubiese advertido. Marcel Proust
Cada lector se encuentra a sà mismo. El trabajo del escritor es simplemente una clase de instrumento óptico que permite al lector discenir sobre algo propio que, sin el libro, quizá nunca hubiese advertido.