¡Aquel tiempo feliz en que éramos tan desgraciados!
¡Feliz el que ha llegado a conocer las causas de las cosas!
¡Qué insípido hubiera sido ser feliz!.
¡que poco se requiere para ser feliz!. . . El sonido de una gaita.
¿Cómo no será absurdo que cuando uno es feliz no se reconozca con verdad la felicidad que posee por no querer declarar felices a los que viven, a causa de las mudanzas de las cosas y por entender la felicidad , mientras las vicisitudes de la fortuna giran incesantemente en torno de ellos?.
¿Qué hace falta para ser feliz? Un poco de cielo azul encima de nuestras cabezas, un vientecillo tibio, la paz del espíritu.
¿Y ya con que voy a soñar, cuando he sido tan feliz despierto?.