Son tan buenos amigos mi corazón y el viento.
Sube la línea de mi vida con trazo igual a tus volcanes y luego baja como línea de corazón hasta mis dedos.
Sueño con abrirme un camino que no siempre será fácil entre los viejos campos.
Te abrazo y corren las mandarinas; te beso y todas las uvas sueltan el vino oculto de su corazón sobre mi boca.
Te busco en la noche, te encuentro entre sueños, te advierto que traigo desnudos el alma y el cuerpo.
Te sientas frente a un tablero y repentinamente tu corazón brinca. Tu mano tiembla al tomar una pieza y moverla. Pero lo que el ajedrez te enseña es que tú deber permanecer ahí con calma y pensar si realmente es una buena idea o si hay otras ideas mejores.
Te veo sin tenerte, te escucho sin oír tu voz, te siento con mi corazón. Eres un espejo, en ti me veo hermosa, me aceptas tal y como soy.
Temprano en la vida tuve que elegir entre la arrogancia honesta y la humildad hipócrita. Elegí lo primero y no he visto razón para cambiar.
Ten paciencia corazón, que es mejor, a lo que veo deseo sin posesión que posesión sin deseo.
Tenemos la cabeza para ganar dinero y el corazón para gastarlo.
Tenemos la misma savia y la misma raíz, haya comercio, pues, entre nosotros.
Tengo corazón, mas corazón de soberano; no me apiado de las lágrimas de una duquesa, pero me afectan los males de los pueblos.
Tiempo es la medida del movimiento entre dos instantes.
Tiene derecho a criticar, quien tiene un corazón dispuesto a ayudar.
Tienen derecho a censurar los que tienen corazón para ayudar.
Toda la primavera canta en mi corazón.
Todas las cosas por un poder inmortal cerca o lejos ocultamente están unidas entre si, de tal modo que no puedes agitar una flor sin trastornar una estrella.
Todas las religiones son obras humanas y, en el fondo, equivalentes; se elige entre ellas por razones de conveniencia personal o de circunstancias.
Todo casamiento es un encuentro dramático entre la naturaleza y la cultura, entre la alianza y el parentesco.
Todo corazón humano es humano.
Todos duermen no queda nada entre la luna y yo.
Todos los artistas tienen en común la experiencia de la distancia insondable que existe entre la obra de sus manos, por lograda que sea, y la perfección fulgurante de la belleza percibida en el fervor del momento creativo: lo que logran expresar en lo que pintan, esculpen o crean es sólo un tenue reflejo del esplendor que durante unos instantes ha brillado ante los ojos de su espíritu.
Todos los días la gente se arregla el cabello, ¿por qué no el corazón?.
Tomé una respiración profunda y escuché el viejo rebuzno de mi corazón: soy yo, soy yo, soy yo.
Tratemos de ver con el corazón.