Y si sueño acaso es porque el sueño es realidad y la vida la sombra de mi paso sobre la eternidad.
Ya que la vida os parece insoportable, ¿por qué no os imponeis la obligación de luchar contra ella?.
Yo no le tengo miedo a nada, pero todavía no me explico porque tiemblo cada vez que te veo.
Yo no tengo la culpa de que la vida se nutra de la virtud y del pecado, de lo hermoso y de lo feo.
¡Arriba, haragán!. ¡No desperdicies la vida!. Ya dormirás bastante en la sepultura.
¡La felicidad! No existe palabra con más acepciones; cada uno la entiende a su manera.