La política está en el aire mismo que respiramos, igual que la presencia o ausencia de Dios.
La primera virtud es frenar la lengua, y es casi un dios quien teniendo razón sabe callarse.
La proporción entre la obra humana y la naturaleza es la misma que media entre el hombre y dios.
La única fe salvadora es la que se arroja así en Dios, para la vida y para la muerte.
La vida humana es sagrada: Desde su comienzo compromete directamente la acción sagrada de Dios.
Los astros rigen el destino de los hombres, pero Dios rige el destino de los astros.
Los niños son como Dios, llenos de ternura, paz y con el lenguaje universal del Amor.