Cuando se trabaja no se tiene tiempo de ganar dinero.
Cuando se trata de dinero todos somos de la misma religión.
Cuando se ve una cosa bella, se quiere poseerla. Es una inclinación natural que las leyes han previsto.
Cuando se viaja en avión solamente existen dos clases de emociones: el aburrimiento y el terror.
Cuando sea posible hablar de libertad, el gobierno dejará de existir.
Cuando sepas una cosa sostén que la sabes; cuando no la sepas, confiesa que no la sabes. En eso está la característica del conocimiento.
Cuando siento una necesidad de religión, salgo de noche para pintar las estrellas.
Cuando somos grandes en humildad, estamos más cerca de lo grande.
Cuando somos jóvenes lamentamos no tener una mujer, cuando nos hacemos mayores lamentamos no tener a la mujer.
Cuando soñamos solos, sólo es un sueño. Pero, cuando soñamos juntos, el sueño se puede convertir en realidad.
Cuando sonríe toda la gracia está en su boca y la alegría como una fiesta entre sus ojos.
Cuando sonrió el hombre, el mundo lo amó. Cuando rió, le tuvo miedo.
Cuando sopla el viento norte. Las hojas muertas se fraternizan al sur.
Cuando soy buena, soy buena; cuando soy mala, soy mucho mejor.
Cuando sueñas, lloras o bailas como un loco y el temor acecha, te duele el tiempo perdido y llueve. Escribe entonces.
Cuando te den, da.
Cuando te encuentres con una situación negativa, no pienses sobre ella. Hazla positiva.
Cuando te inunde una enorme alegría, no prometas nada a nadie. Cuando te domine un gran enojo, no contestes ninguna carta.
Cuando té pasa algo traumático en tu vida, puedes tomar uno de dos caminos: Puedes deprimirte, o puedes decir, "No me importa. Haré lo que quiero hacer".
Cuando tenemos los grandes tesoros delante de nosotros, nunca los reconocemos.
Cuando tenés 50 empezás a pensar cosas en las que no habías pensado antes. Yo solía pensar que envejecer tenía que ver con la vanidad, pero en realidad tiene que ver con perder gente que querés.Tener arrugas es trivial.
Cuando tengas una tarea difícil que hacer, algo que parece imposible, solamente trabaja cada día un poco, todos los días un poco, y de repente verás que el trabajo estará terminado.
Cuando tengo que elegir entre dos males, siempre prefiero aquel que no he probado.
Cuando tenía quince años, estaba empeñado en aprender; a los treinta, contaba con una base firme; a los cuarenta, ya no tenía dudas de nada; a los cincuenta, conocía la ley del cielo; a los sesenta, tenía los oídos bien abiertos; a los setenta, era capaz de satisfacer los deseos de mi corazón sin excederme.
Cuando tiene que decidir el corazón es mejor que decida la cabeza.