Desventurado el hombre que no tiene quien le amoneste cuando tiene necesidad de ello.
Dios no escucha vuestras palabras, salvo cuando él mismo las profiere a través de vuestros labios.
Dirigidos a una sola persona, y mutuos, caritas y amor, dan un matrimonio feliz.
Donde radique el mérito, si en dar todo por nada, o a partir de la nada poder crearlo todo.