De los innumerables escalones que conducen a mi corazón él subió tan sólo quizás dos o tres.
Yosano Akiko
Dulce y triste, como un amor sobrecogido por largos suspiros de lo profundo de un sauce poco a poco va saliendo la luna.
Yosano Akiko
Distinta de un pez, mi alma se desliza sin agallas. Yo canto sobre un suspiro.
Yosano Akiko
La tierra parece una magnífica flor de loto cuando el sol se alza sobre el paisaje nevado.
Yosano Akiko
Viniste al fin, y por eso dejé ir a las libélulas que conservaba cautivas entre mis cinco dedos este atardecer de otoño.
Yosano Akiko
¿Será porque siempre anhelas, corazón, que siempre enciendo una lámpara en el naranja del ocaso?.
Yosano Akiko
Puedo entregarme a ella en sus sueños, murmurándole sus propios poemas al oído mientras duerme a mi lado.
Yosano Akiko
El bote se aleja y forma un camino blanco. Mi dolor y su huella.
Yosano Akiko
El dia que las montañas se mueven ha llegado. Aunque lo diga, nadie me cree. Las montañas, que en otro tiempo fueron activas entre llamas, sólo duermen un rato. Mas, aunque lo hayáis olvidado, creedme, amigos, que todas las mujeres que dormían ya se despiertan y se mueven.
Yosano Akiko