No pocas veces ya he dicho adiós; conozco las horas desgarradoras de la despedida.
Nuestras horas son minutos cuando esperamos saber, y siglos cuando sabemos lo que se puede aprender.
Puedes hablar de la tiranía de Nerón y Tiberio, pero la tiranía real es la del vecino de al lado.
Si en los hombres no aparece el lado ridículo, es que no lo hemos buscado bien.
Soy tan partidario de la disciplina del silencio que podría hablar horas enteras sobre ella.
Todos los hombres tienen sus horas de niños, y ¡hay del que no las tiene!.
Trabajando fielmente ocho horas por día, puedes conseguir ser un jefe y trabajar doce horas por día.