Nos hemos de liberar de la falsa idea de que la fe ya no tiene nada que decir a los hombres de hoy.
Nunca llega a ser coronado por la inmortalidad quien teme ir adonde le conducen voces desconocidas.
Puedes juzgar tu edad con la cantidad de temor que sientes cuando te topas con una nueva idea.
Si yo te debo una libra, tengo un problema; pero si te debo un millón, el problema es tuyo.