Son precisamente nuestros límites humanos los que nos unen, los que nos hacen fraternos.
Te me has aparecido en sueños, tu voz era una lluvia refrescante, tu boca una fruta madura.
Uno no puede ponerse del lado de quienes hacen la historia, sino al servicio de quienes la padecen.
Y si por algo es triste la lluvia que no llueve será porque es la lluvia condenada a ser nieve